sábado, 27 de agosto de 2011

Los Unicos Teatro en Clarìn

 Los protagonistas de la tira de El Trece se preparan para subir al escenario del Opera una puesta en la que deben cumplir con una misión, como en la tele. Entretelones de un ensayo, y cómo viven los actores el contacto con su público. Es un ensayo poco convencional. El cansancio pesa y la necesidad de distenderse, prima. Grabaron once horas, desde las 7 de la mañana. Son casi las 7 de la tarde y acaban de llegar a la sala en la que preparan la obra que pronto estrenarán. Serán un par de horas en las que pasarán un poco de letra, probarán algunos cambios y se reirán bastante.
 
La misión que convoca a este grupo de famosos actores es llevar a un escenario un éxito de la TV. Miles de fanáticos los esperan y Los únicos (El Trece) irán a su encuentro. Este fenómeno de la televisión tendrá su versión teatral a partir del viernes, en el Opera. La producción está a cargo de Adrián Suar y Fernando Blanco. Así es que Los únicos llegan a la avenida Corrientes, para que los seguidores de la comedia de Pol-ka puedan ver en vivo y en directo a su brigada favorita. Nicolás Cabré, Griselda Siciliani, Nicolás Vázquez, Favio Posca, Arnaldo André, Eugenia Tobal y Pepe Monje estarán sobre las tablas. Mariano Martínez -también protagonista del programa- no será de la partida, por razones personales. “Tiene una nena chiquita y quiere disfrutar de su tiempo”, justifica el director de la puesta, Marcos Carnevale. Completan el elenco Jimena Barón, Marcelo Mazzarello, Eugenia Suárez y Julieta Zylberberg.


Claro que el ritmo de estos últimos días es agitado, pero la proximidad del debut exige esta reunión diaria. Y aquí están, bastante puntuales todos, permitiéndose un minirecreo antes de empezar a ensayar. Hasta que suena la voz del director. “Todos los actores a la guarida”, llama Carnevale. André (en el papel de Monterrey, quien comanda a los agentes secretos) se sienta y pone sus manos hacia atrás. Cabré (Axel) le tira una piña a Posca (el villano Ronco) y Tobal (Rosario) le apunta al malvado con un arma. Hacen la escena, la modifican, proponen ideas, repiten, exploran pasos de baile, prueban tomas de lucha. Es un ensayo muy conversado y todos opinan sobre cómo resolver cada situación. Carnevale escucha, aprueba algunas sugerencias, de-secha otras. Mientras transcurre una escena, Vázquez (Rubén) se suma al torbellino de ideas. Siciliani (María) insiste con su número de baile. Y no falta Posca generando un chiste cada vez que puede hacerlo. El buen clima entre ellos y los vínculos cercanos facilitan las cosas: entre los protagonistas está la mujer de uno de los productores (Siciliani, pareja de Suar), y dos de los actores han contraído matrimonio en la vida real (Tobal-Cabré).

La divertida brigada que noche a noche concita la atención de televidentes que van desde niños pequeños hasta ancianos -los mismos actores declaran ser sorprendidos en la calle por gente de diversas edades, que promete ir al verlos al teatro-, tendrá un nuevo e importante objetivo en pos del salvar al mundo. El comando tendrá que enfrentarse, una vez más, al temible villano Ronco. La trama se dispara cuando Monterrey decide enviar a Los únicos a la ciudad de Frankfurt en los años setenta. Paralelamente, María aprovecha este viaje para descubrir la identidad de su verdadero padre. En medio de este importante operativo, Monterrey es secuestrado por Ronco, quien le propone a los agentes entregar al prisionero a cambio de la máquina del tiempo. La brigada elabora un plan para rescatar a su líder. Para contar esta historia, combinarán acción y humor. El “único” ausente será Diego Rouvier -a quien en la tele interpreta Mariano Martínez-, pero estará, de manera virtual.

“El público va a venir a encontrarse con los personajes con los cuales se ríe, a pasar un momento grato”, dice Cabré. “La obra tiene el mismo formato del programa. Exactamente lo que sucede en la tele, llevado al teatro. Lo único que busco es divertirme y que la gente la pase bien”, confiesa el joven actor. “Falta Marian (Martínez). Tomó la decisión de no estar y es válida. El tiene una hija y planteó que no podía sumarse. Está perfecto”, dice Nicolás.

“El ritmo de grabar y ensayar es agobiante. No me queda resto ni para respirar... Pero al mismo tiempo, siento una felicidad enorme, porque todo esto ocurre porque Los únicos es una explosión que nos sorprende a nosotros mismos. Y disfrutamos de esto que nos pasa”, expresa Siciliani, mientras su celular no para de sonar, cuenta que acaba de probar vestuario y anticipa que al volver a su casa todavía le queda estudiar el libro de mañana para la tele. Pero no se le desdibuja la sonrisa, ni se le corre el maquillaje. “Siento que vivimos una especie de Gran Hermano con el elenco, porque estamos juntos todo el día, todos los días”, confiesa.
Los únicos en el teatro propone una tram a con principio y fin, hay una misión por cumplir y se lleva a cabo un operativo. Aunque nadie está privado de verla, “la obra es claramente para la gente que mira el programa”, dice Griselda. Adelanta que hay un número musical, que es parte de una misión, con coreografía incluida, y que Nico Vázquez canta un tema original para el espectáculo.


Para Posca, llevar un programa de TV al teatro es una novedad. “Lo asumo desde un lugar muy profesional. El hecho de que se lleve al teatro un producto de tele no implica que tenga que ser un producto plástico; puede ser muy bueno igual, no lo subestimo”, dice Favio. “Creo que el público que va a venir va a ser pre-adolescente, que son los que más consumen el programa. Pero también es para toda la familia”, agrega. Volviendo a Ronco, en el teatro será el mismo de la TV, “con los mismos poderes, electrocuta a todos... Un poquito voy a hacer participar al público”, adelanta.

“La gente hizo que Los únicos fuera al teatro -asegura Nico Vázquez-. Los que vengan al teatro van a ver a Los únicos con ese humor blanco que los caracteriza. Que se queden tranquilos, puede venir toda la familia. No van a ver nada subido de tono, lo van a pasar bien. Y es un buen pretexto para que los chicos puedan ir al teatro con sus papás.” También para André es la primera vez en hacer un personaje de la pantalla chica sobre un escenario. “Nos enfrentaremos con la gente que nos sigue todas las noches. Cuando veía a otros actores que grababan y después hacían teatro, pensaba ‘qué voluntad que tienen de seguir haciendo los mismos personajes después de tantas horas de grabación’...”, cuenta. Y ahora el que tiene la voluntad es él. “No pretendemos hacer una obra de teatro, sino un show, que se parece bastante a un capítulo de TV, pero en vivo”, define Arnaldo.

Otra que vive esta experiencia por primera vez es Eugenia Tobal. “Me imagino que va a haber mucho griterío de la platea. Sobre todo porque el programa atrapó a los chicos. Hay nenes desde 4 años que están fascinados con los personajes y sus poderes -dice Eugenia-. Los que siguen el programa, podrán disfrutarlo de cerca. A pesar del cansancio, en los ensayos nos divertimos”. “Se resuelve la misión, vencemos al mal y todos felices. Creo que a la gente le va a gustar”, dice Monje. Y el ensayo continúa. Los buenos, cada uno con su poder especial, y el villano, con su maldad a flor de piel, dan forma a las escenas. “No podía esperar a saber quién es mi papá”, dice en un momento María y le confiesa a Monterrey que usó la máquina del tiempo para algo personal. Porque en la puesta “se devela la relación entre Monterrey y María, algo que aún no fue revelado en el programa”, anticipa Carnevale.

“Han hecho un trabajo realmente increíble. Con razón que son Los Unicos”, les dice Monterrey y Los Unicos celebran. Como esperan poder celebrar cada función junto a los fans de la tira.

Clarín 
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