Revistas

__________________

                                    Revista Gente


__________________





___________________

Revista Cosmopolitan
 

___________________

Revista Luz

___________________
Revista Paparazzi

____________________
 Revista Gente y Pronto

  ____________________
Griselda en El Planeta Urbano


________________________

Griselda en revista Divague 4 - Backstage

________________________

Griselda en Gente

________________________

Revistas Caras, Paparazzi

________________________

Revista Hola 

________________________

Gente - personajes del año 2013 

Griselda Siciliani: en nuevos territorios

_________________________

"Mi hija es el proyecto más importante"

 

_________________________

 

“Con el embarazo me siento plena y feliz” 

 

_________________________

 

LOS UNICOS

 


___________________________




























































Griselda en Hola de Junio 2011
Cuando la ficción se mezcla con la realidad… En los estudios de Pol-ka, Griselda Siciliani (33) interpreta a María Marini, una chica del interior que tiene una fuerza sobrenatural. Lejos de los designios del guión, Pantene la eligió como imagen de su nueva campaña –Los Número 1 Eligen al Número 1– por considerarla una mujer con fuerte personalidad y brillo propio.



–¿Vos te sentís una número 1?

–Creo que es la mirada del otro la que te coloca en ese lugar. Soy la protagonista de la tira que ocupa el horario central de un canal líder y por eso se supone que estoy jugando en la primera liga. Pero, si a los 33 años ya me sintiera una número 1, le estaría poniendo un techo a mi profesión. 

-¿Cómo te definirías?

–Como alguien que tiene las energías focalizadas en sus deseos. Me parece muy sano dejarme guiar por aquello que quiero. Me encuentro en un momento de mucho reconocimiento laboral, con buenas críticas y ofertas muy tentadoras.

–¿Cuál creés que es tu rasgo femenino más fuerte?

–La ciclotimia. Un día puedo levantarme con ganas de ponerme el mejor de mis vestidos y querer estar en la primera fila, y hay otros en que nada se lleva mejor con mi estado de ánimo que un jogging, y no quiero que nadie me pregunte nada. 

–¿En qué te afecta trabajar en un programa con tan alto rating?

–Es muy fuerte sentir que tanta gente ve lo que estás haciendo. En lo personal, tengo que estar concentrada en    medir los espacios de ocio y descanso, porque este año estoy muy focalizada en mi trabajo. Si no me organizo bien, mi cuerpo y mi cabeza me pasan factura.


–¿Cómo elegís tu ropa?

–Yo me siento con una libertad total para usar lo que se me antoja, lo que me gusta. Si tengo ganas de ponerme una vincha con una pluma, me la pongo. El riesgo de no gustar siempre está presente, pero las críticas juro que no me afectan, porque se refieren a mi look y no a mi trabajo.




–¿Cuál es tu prenda favorita?

–Los vestidos, porque me ayudan a estar lista en un segundo. Después les agregás los zapatos, los accesorios, el abrigo… Pero que sea una sola prenda me facilita mucho a la hora de lookearme.


–¿En qué creés?

–En mil cosas: astrología, vidas pasadas, energías superiores… Me gusta creer y explorar, pero no estoy fanatizada por ninguna doctrina.


–¿Sabés qué fuiste en tu vida pasada?

–Alguna vez me dijeron que fui una gitana. Hay algo de la pasión, los riesgos, lo desgarrador y la intensidad con la que vivo que podrían venir de ahí.

–¿Cómo viene la convivencia con Adrián [Suar]?
–¡Hermosa! Adrián es una persona que me mejora. Me emociona darme cuenta de que sigo tan enamorada como el primer día.

Texto: Sebastián Fernández Zini

Fotos: Hernán Pepe   
_____________________________ 


Griselda en Viva de Junio 2011




Gracias @diegoymariatv

___________________________



 Nota a Griselda en OHLALA de abril 2011

Es su hora de almuerzo en las grabaciones de Los únicos, la tira diaria de Pol-ka que desde febrero la tiene como protagonista junto con Mariano Martínez. En un rato, tiene que volver a grabar, así que el tiempo nos corre. En esa vorágine de actores que entran y salen, asistentes que piden cosas y un almuerzo a los ponchazos (milanesas de soja con arroz, lo más "livianito" del menú), entendemos visualmente lo que ella explica con palabras: hace tiempo que Griselda Siciliani no para.

Está feliz de formar parte del proyecto, pero, a la vez, agotada: viene de un año de trabajo intenso en la serie Para vestir santos y en el teatro (Corazón idiota), y desde hace unos meses convive con Adrián Suar, su pareja desde hace tres años. Se la ve radiante, muy bien plantada y, aunque hablar de su vida íntima no es lo que más le apasiona, nos actualiza sobre todas esas cosas que le pasaron desde la última vez que la vimos.

¿Cambió mucho tu vida desde aquella tapa para OHLALÁ! en 2008?

No sé si cambió tanto, pero pasaron muchas cosas. Hice dos obras de teatro que me hicieron crecer mucho como actriz, con directores muy importantes. Y en 2008, recién estaba empezando a tener novio, recién nos estábamos conociendo. Hoy, ya es una relación muy sólida, de un amor muy intenso.

¿Por qué fue tan rotunda tu decisión de no ser tapa con Adrián en nuestro número de San Valentín?

No me imagino haciendo una nota con Adrián, ¡se me ponen los pelos de punta! Para mí, las notas y la vida pública tienen que ver con mi trabajo, que es popular, que conlleva exposición y se retroalimenta de eso. Pero yo estoy con Adrián "a pesar" de que él es quien es. Una vez, Joaquín Sabina dijo: "Yo salgo con chicas jóvenes a pesar de que son jóvenes, no por su juventud", y yo lo siento así también.

Es mucho más fuerte lo que me pasa con él a nivel espiritual que el peso de su figura pública; entonces, visualizarme sacándonos fotos juntos me mata, ¡no remonto nunca más la relación! Me parece lo menos masculino que hay verlo a él en pose. En cambio, verlo haciendo sus propias notas sí me gusta. No entiendo la idea de la pareja mediática. Soy su novia desde hace tres años y tengo una trayectoria que no tiene que ver con él.

¿Sentís que se valora esa trayectoria?

Sí, siento que la valoran mucho. Pienso que podría ser terrible estando con Adrián, que todo podría pasar por mi relación con él, y por suerte no es así. Ustedes conocen lo que hice, y la gente ni hablar, la gente separa todo; pero el periodismo, que es a lo que uno está más atento, siempre me trata con respeto y valoración por mi trabajo. Eso lo agradezco mucho porque podría no ser así.


¿Te pesa más la mirada del periodismo que la mirada de la gente?

Es que la mirada de la gente es muy individual, pero el periodismo, a veces, hace como olas. Igual, en principio no pesa tanto porque siempre me tratan muy bien, y yo también siento que tengo el mérito de que trabajo con seriedad, me respeto al no hacer notas con mi novio, cuido lo que hago. Yo pongo mi granito de arena para que me respeten, ¿no?

Siempre se te ve muy entera, sin fisuras, ¿cuándo te sentís más vulnerable?

Todo el tiempo. Tengo buena energía, pero supongo que mis fisuras están en el ámbito privado. Creo que me guardo todo y muestro lo mínimo indispensable, pero porque me sale así naturalmente, no porque esté pensado lo que voy a decir.


  
¿Y tenés buen humor?

Sí, soy una persona bastante amena. Tanto en la convivencia como a la hora de trabajar. Me despierto casi siempre bien, pero cuando me pongo de mal humor..., es un espanto, ¡soy el diablo! Hay una canción que dice: "Hoy tengo al diablo en el cuerpo", y me identifico mucho con eso. Pero es muy esporádico. Suele coincidir con los ciclos, me hace ser otra persona, una esquizofrénica. Decís: "¿Quién vino?, ¿la hermana mala?".

¿Se nota cuando estás triste?

Se re nota. Igual, "tristeza" es una palabra fuerte; yo, para estar triste, triste, tengo que hacer un esfuerzo. ¿Qué les quedaría a los que tienen problemas de verdad? A veces, escucho a actores hablando muy compungidos y después los veo haciendo la publicidad de un producto y llevándose cien mil dólares y, la verdad, me da un poco de gracia. Además, lo solemne, para mí, no tiene que ver con el arte. En cambio, lo desestructurado, incluso lo liviano, sí tiene más que ver con un juego creativo. 

Con la exposición que significa trabajar en la tele y estar de novia con Adrián, ¿cómo te llevás con la mirada de los otros?

Al principio, no me daba cuenta, pero te acostumbrás a que hablen de vos, a que digan que tal ropa te queda bien o tal otra mal, cosas bastante crueles que no a cualquiera le pasan. A vos no te pasa que vas a una fiesta y resulta que te ponen en un lugar por lo mal que te queda lo que llevás. Pero lo entiendo, el trabajo de algunas personas es actuar y el de otras es hablar mal de los que actúan. Pero nunca fue un tema para mí la mirada del otro. Cuando quiero estar más flaca, es porque yo me siento mejor más flaca; cuando me dejo estar un poco y engordo, es porque tal vez en ese momento no me importa tanto, o a veces lo pide el personaje que tengo que hacer.


Si ahora, por ejemplo, te pidieran que engordaras para interpretar un personaje, ¿lo harías sin problemas?

Siempre lo pienso. Porque yo podría engordar con mucha facilidad, lo que no sé es si podría volver a adelgazar (risas). Eso es lo único por lo que dudaría. En julio, se estrena una película dirigida por Armandito Bo que se llama El último Elvis, en la que estoy con una caracterización horrible. Cuando Armando me llamó, me dijo que su idea era afearme bastante. No es un personaje simpático, y lo que se ve es muy crudo, es una mujer muy deteriorada. Llevo un maquillaje que me enrarece, la ropa es fea, incluso en un momento estoy desfigurada. Cuando fui a ver un primer corte que tenía el director, me impresionó mucho, pero me alegró haber confiado en él.

¿El paso del tiempo te da miedo?

Todavía no lo siento como un peso. Por ahora no me preocupa, pero supongo que me va a preocupar. No me preocupan las arrugas, pero me obsesiona el cuerpo, las articulaciones, los músculos. Trato de cuidarme, de entrenar, pero a veces llega la hora de hacerlo y es muy difícil levantándome tan temprano. El cuerpo a veces está tan cansado que no puedo más, aunque sé que después me hace bien.
¿Qué actividad física hacés?

Hago yoga ashtanga. Hacía hace muchos años, porque las clases de danza que tomaba tenían toda una parte de ashtanga, y ahora retomé.

¿Te cuidás en las comidas?

No, poco. Me preocupa, trato de no comer todo lo que quisiera, me privo de las cosas que engordan, como los alfajores y eso, pero como normal. No tengo una dieta. Cuando veo que me pasé o quiero adelgazar, me cuido.

¿Y cuál es el criterio para decir: "Me estoy pasando"?

Me veo, veo cómo me queda la ropa y chequeo la balanza (risas). Yo conozco mucho mi cuerpo, desde que tengo 8 años que estudio danza y sé exactamente todo lo que me pasa. Soy casi nutricionista.

¿Por qué no te tomaste vacaciones?, ¿no se te pasó bajarte de esta propuesta?

Rechacé todas las propuestas que me habían hecho, hasta que llegó ésta. Me habían propuesto otros programas, cuatro obras de teatro que están muy buenas, y dije a todo que no para descansar todo el año, porque el que pasó fue muy cansador. Pero me pareció que este proyecto era imposible de rechazar. Una comedia romántica que no es costumbrista, disparatada, con personajes bien extraños y una historia de amor con Mariano.

Hacía tiempo que tenía ganas de trabajar con él. Igual, cuando me lo propusieron, estaba por decir que no porque, a pesar de que me moría de ganas de hacerlo, el cuerpo me pedía descansar. Terminó Para vestir santos, junto con Corazón idiota, y por esos días dormía sólo tres horas, terminaba la función de la trasnoche y a la mañana lloraba de cansancio.

¿Y cómo salís de ese momento?

Por la alegría de estar trabajando de lo que me gusta. Ahora tengo un horario normal, los fines de semana puedo dormir las horas que quiero, antes tenía que cuidarme mucho, cuidar la voz, levantarme y vocalizar.

A la noche, ¿ven juntos el programa con Adrián?, ¿hablan de trabajo?

Hablamos de todo, como cualquier pareja que tiene un trabajo similar, porque tenemos problemas diferentes o miradas muy distintas acerca de la tira.


¿El flechazo con él fue en Sin códigos?

Sí, fue más o menos por ahí.

Hace poco que conviven, pero leímos por ahí que sos un poco fóbica...

Necesito estar sola a veces, pero nos llevamos muy bien, es fácil convivir con él.


¿Te importa la decoración, te ocupás de la casa?

¡Cero! (risas). Soy un espanto de mujer. No me interesa nada, ni la cocina ni la casa. Trabajo, vuelvo, como y duermo. Pero nunca me interesó, ni en mi casa de soltera me ocupaba.

¿Pensás que si te tomaras un año sabático te interesarías?

No me imagino yendo a comprar cosas para la casa, decorando, no soy de esas personas que se levantan y cambian los muebles de lugar o que te dicen: "Hoy voy a ordenar mi guardarropas". Para nada.

¿Te gusta cocinar?

Me gusta comer (risas). Por ahí, si estoy de vacaciones, puedo llegar a cocinar algo, pero tengo toda la libido puesta en el trabajo y en mi vida personal.

¿Habías convivido antes?

Sí, mucho antes. Pero con Adri estamos juntos desde hace tres años, así que no fue tanto el cambio, fue un paso inevitable. Y no cambió nada, diría.

¿Piensan en el casamiento?

No creo que me case. Me da vergüenza escucharme respondiendo esto. No tengo ganas de casarme porque nunca me atrajo el matrimonio, no es una cuestión ideológica, simplemente no me dan ganas; comprendo que a otros les den ganas, pero a mí me resulta una escena que no me atrae. Me parece estresante, una cosa para los demás. Veo a otras chicas que se entusiasman mucho: que la fiesta, el vestido, es como jugar a la protagonista por un día, y yo eso lo hago todo el tiempo.

Para cualquier persona que se casa, significa exposición; en tu caso, sería el triple.

Eso ni hablar; de hecho, me parece que se hace por eso, se hace para ser la protagonista de una noche. Y yo lo tengo sublimado en otro lado, ya me casé doscientas veces en la ficción, me puse el vestido, no tengo ganas de que me miren. Siento un compromiso muy grande con mi pareja más allá de que nos casemos o no.

¿Cambió la relación con tus amigos del teatro?, ¿sentís que hay gente que se acerca a vos creyendo que podés ayudarla?

Mis amigos son casi todos actores, con ellos no cambió nada. Dar una mano es imposible, yo no tengo posibilidad de darle trabajo a nadie. Una vez, me pasó acá en la puerta que unos chicos me pedían que los ayudara, que estudiaban producción de televisión. Yo soy una actriz que trabaja de actriz, pero a veces está la fantasía de que, como Adrián es mi novio, yo le puedo conseguir trabajo a alguien. Me ha pasado de darle un currículum a Adrián, y la verdad es que soy el peor emisario. Lo mejor es hacerlo por el camino correcto.

Vos sos un ejemplo de eso...

Sí: yo empecé a trabajar en televisión porque me vieron haciendo teatro. Yo hacía Modositas, que era un espectáculo en el off con Virginia Kaufmann, y fui a hacer un casting como bailarina para un musical muy grande y quedé. El director me había visto en Modositas y me dio un personaje. Yo lo armé, a la obra le fue re mal, pero Adrián era uno de los productores, me vio y me llamó para hacer ese personaje en la tele, que era la secretaria de Sin códigos. Nunca hice un casting para la tele. Por eso, creo que uno tiene que hacer lo que quiere, yo quería actuar, y entonces lo que hacía era actuar, no dejaba currículums ni hacía castings.

Cuando hay una necesidad de ser famoso o de estar en la tele, el trabajo es otro. Me parece bien el que quiere trabajar en la tele, hay actores increíbles que han hecho ese camino. Pero yo no lo podría haber hecho con alegría. Incluso, cuando me lo ofrecieron, dudé de si me iba a gustar.


¿Y te gustó o te acostumbraste?

Me gustó, tuve la suerte enorme de hacer Sin códigos como primer trabajo, que era muy desestructurado y tenía que ver mucho con la improvisación, un modo de trabajo al que yo estaba acostumbrada, aunque no sabía ni dónde estaban las cámaras. Pero fui por ese camino, por el de hacer lo que querés. Cuando hacés lo tuyo, crecés. Después, te pueden llamar para hacer lo que sea. De hecho, yo hoy podría no estar haciendo tele, lo hago porque me gusta. 

¿Te visualizás como madre?

Tengo ganas de tener hijos. Me lo imagino. Si estuviese sola, no, porque no me imagino siendo madre fuera del contexto de una familia. Me gustaría ser madre porque estoy con el hombre que amo, no por el hecho de realizarme como mujer siendo madre. Me da ganas como un proyecto con alguien.

¿Cómo es la relación con tu familia?

Muy buena. Veo muy seguido a mis hermanos. Por lo menos, creo que, hasta que tenga hijos, mis hermanos van a seguir siendo el amor de mi vida. Tengo una relación muy fuerte que no podría describir, no me imagino para nada una vida sin ellos, no sé quién sería.

¿Te enamoraste siempre de hombres talentosos, con una fuerte vocación?, ¿podés ver un perfil parecido entre ellos?

Fui siempre de enamorarme, punto. Cuando estoy con alguien, es porque me enamoro mucho, soy una enamoradiza. No sé si de largos noviazgos, pero sí de armar un vínculo al toque. Nunca "una noche y chau". Y sí puedo reconocer un perfil de gente muy interesante, muy apasionada en lo que hace o muy destacada en su rubro. He salido con personas muy distintas, que posiblemente de afuera nadie les encuentre un patrón, pero yo veo algo en común, la pasión por una actividad, siempre gente con mucho humor, hombres muy bien plantados... Y ahora tengo al mejor, ¡al mejor plantado!

¿Qué te imaginás para el año que viene?

¡Dormir! No pensé en qué voy a hacer, pero cuando termine el programa, voy a parar. Fue muy fuerte hacer los dos programas seguidos, pero, a la vez, nos va tan bien que me enriquece. Y eso te hace ir para adelante. Pero el año que viene descanso, o hago sólo teatro, porque a esta altura del año, la verdad, ya tengo un poco de abstinencia.